"Lo vulgar es el ronquido, lo inverosímil el sueño. La humanidad ronca, pero el artista está en la obligación de hacerla soñar, o no es artista"
(Enrique Jardiel Poncela)
Eloísa está debajo de un almendro, estrenada en 1940 en el Teatro de la Comedia de Madrid, es una de las obras más conocidas de Enrique Jardiel Poncela, y también una de las más divertidas y representadas. Hilarante, inverosímil, misteriosa y apasionada, no deja indiferente a nadie.
La historia narra cómo Mariana y Fernando, dos jóvenes enamorados, se ven involucrados en un misterio familiar ocurrido años atrás. Sin embargo, los temas son muchos más, hilvanándose amor y locura, secretos y mentiras, y humor y razón –como veremos.
Escena de la película de Charles Chaplin, Monsier Verdoux |
Jardiel Poncela para escribir la obra parte de una cédula inicial inspirada en el legendario Landrú, un asesino en serie de origen francés que, en el período de entreguerras, se hizo rico consolando a centenares de viudas a las que, tras robarles, mataba sibilinamente sin dejar rastro en su casa de Gambais. Años más tarde, en 1947, este peculiar personaje también servirá de moción a Charles Chaplin para componer su film Monsieur Verdoux.
De este modo nuestro autor se plantea cómo el amor y la locura pueden ir de la mano provocando una atracción fatal, seductora e irreverente, en quienes se ven afectados por estos “males”. No en vano la locura es el eje central de la obra, usada como recurso humorístico en todo caso y contrapuesta a la razón de los personajes que se encuentran fuera del elenco protagonista (como Leoncio, que es el aspirante a ocupar el puesto de Fermín como criado en la casa de los Briones). Además, esta locura viene reforzada por una serie de misterios y secretos, de deseos inconfesables y fantásticas mentiras, que cautivan los demenciales corazones femeninos de la historia. Así, Mariana se enamora perdidamente de un enigmático Fernando y Clotilde (la tía de ésta) de Ezequiel (el tío de aquél) al que cree un fascinante asesino de mujeres.
Escenografía de la casa de la familia Briones (Ilustración de Francisco Solé) |
Con todo, el relato da una vuelta más al tradicional humor “vulgar” de sainetes y entremeses y se enmarca en un nuevo estilo con voluntad de acogerse a lo inverosímil y lo extraordinario a través de una apariencia absurda y disparatada apoyada en juegos lingüísticos, ironías y parodias de las clases populares. Es, también, este punto de obligada mención, ya que las diferencias sociales suponen un hilo conductor de la obra (sobre todo en el prólogo), con el uso de refranes, piropos descabellados, pronunciaciones descuidadas y un sinfín de cómicas anécdotas llenas de chispa y de ingenio en boca de personajes de tercera, que se separan de la construcción de los dos pilares estructurales del contenido, fabricados a partir de las dos familias protagonistas (los Briones -que son los anfitriones del primer acto- y los Ojeda –que lo son del segundo-). Siguiendo con los rasgos característicos del nuevo humor de Jardiel Poncela, cabe decir que no sólo recurre al estilo, sino también al atrezzo y a la escenografía de la composición –porque no olvidemos que el texto tiene su fin puesto en la representación-. Así, se dan cita una serie de elementos decorativos dispares (como la casa de los Briones, dispuesta de un modo extravagante) que convive, en la puesta en escena, con unos personajes de caracteres similares (Práxedes y Fermín –los criados- ven contagiados sus comportamientos por el ambiente demente y de desorden reinantes en esa “casa de locos”). Al mismo tiempo, destacamos la importancia de las acotaciones y los apartes a nivel argumental y artístico, ya que, en buena medida, aportan una información abundante y precisa que enriquecen en detalles contextuales al lector (además, ayudan a la fiel reproducción en el escenario) y le auxilian en el entendimiento de los perfiles (tan fuera de lo común) de todos los personajes.
Enrique Jardiel Poncela |
Si bien, como sabemos, es raro el caso de quien no conozca esta obra (aunque sea de oídas), es preciso decir que sus coetáneos no la supieron valorar como se hizo pasado el tiempo y tuvo mala acogida en la época. Quizá no se debió entender como lo hacemos nosotros o quizá el sesgo con todo lo que se había hecho en comedia hasta entonces no ahondó lo suficiente en las críticas del público; sea cual fuese el motivo, en cualquier caso, su teatro desatendía el contexto social e histórico, y eso no gustó, pasándole factura a su autor en vida, aunque haya sido aplaudido y tildado de genio e innovador –como sucede muchas veces- después de su fallecimiento.
LO MEJOR
Sin duda, los gags, la construcción laberíntica de los sucesos, la forma lingüística de creación de humor, la claridad en la estructura a través de los tiempos y los espacios, el perfil cómico de los personajes y sus entornos, y el ritmo narrativo son las mayores bazas con las que cuenta la obra para ser alabada. Todo ello compone un estilo propio y nuevo, y proporciona la risa y el placer de estar atendiendo a un relato único y desternillante a cada momento.
LO PEOR
Cartel de la película de Rafael Gil |
A tenor de lo dicho, pocas debilidades son consideradas significativas en esta obra; sin embargo, si bien es cierto que está adecuadamente compuesta y estructurada, quizá el final, demasiado impredecible, deja volar demasiado alto al lector/espectador y no le sugiere atisbos del sorprendente desenlace. Por eso desde el principio nos preguntamos quién es Eloísa y cuándo la veremos actuar, y ese momento, que nunca llega, impacienta y aturde al receptor.
ADAPTACIONES
Eloísa está debajo de un almendro (1943), dirigida por Rafael Gil.
CONCLUSIÓN
Rescatamos un clásico de obligada lectura o re-lectura para todos. Ameno, fresco y divertido, os hará disfrutar como nunca -o una vez más- de las bondades del teatro del absurdo.
FRAGMENTO
SEÑORA- Es lo que yo digo: que hay gente muy mala por el mundo...
AMIGO- Muy mala, señora Gregoria.
SEÑORA- Y que a perro flaco to son pulgas.
AMIGO- También.
MARIDO- Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, ¿no cree usté?
AMIGO- Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga.
MARIDO- ¡Ahí le duele! Claro que agua pasá no mueve molino, pero yo me asocié con el Melecio por aquello de que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: el padre de Melecio siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total: que el tal Melecio empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego.
AMIGO-Que lo que ca uno vale a la cara le sale.
SEÑORA- Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo.
MARIDO- Eso es. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije digo: "Hasta aquí hemos llegao; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe; ca uno en su casa y Dios en la de tos; y a mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último".
SEÑORA- Y los malos ratos pásalos pronto.
MARIDO- ¡Cabal! Conque le abordé al Melecio porque los hombres hablando se entienden, y le dije: "Las cosas claras y el chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tu por un lao y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y si te he visto no me acuerdo". ¿Y qué le parece que hizo él?
AMIGO- ¿El qué?
MARIDO- Pues contestarme con un refrán.
AMIGO- ¿Que le contestó a usté con un refrán?
SEÑORA- ¡¡ Con un refrán, señor Eloy !!
AMIGO- ¡Ay, qué tío más cínico!
MARIDO- ¿Qué le parece?
SEÑORA- ¿Será sinvergüenza?
AMIGO- Hombre, ese tío es un canalla capaz de tó.
AMIGO- Muy mala, señora Gregoria.
SEÑORA- Y que a perro flaco to son pulgas.
AMIGO- También.
MARIDO- Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, ¿no cree usté?
AMIGO- Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga.
MARIDO- ¡Ahí le duele! Claro que agua pasá no mueve molino, pero yo me asocié con el Melecio por aquello de que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: el padre de Melecio siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total: que el tal Melecio empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego.
AMIGO-Que lo que ca uno vale a la cara le sale.
SEÑORA- Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo.
MARIDO- Eso es. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije digo: "Hasta aquí hemos llegao; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe; ca uno en su casa y Dios en la de tos; y a mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último".
SEÑORA- Y los malos ratos pásalos pronto.
MARIDO- ¡Cabal! Conque le abordé al Melecio porque los hombres hablando se entienden, y le dije: "Las cosas claras y el chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tu por un lao y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y si te he visto no me acuerdo". ¿Y qué le parece que hizo él?
AMIGO- ¿El qué?
MARIDO- Pues contestarme con un refrán.
AMIGO- ¿Que le contestó a usté con un refrán?
SEÑORA- ¡¡ Con un refrán, señor Eloy !!
AMIGO- ¡Ay, qué tío más cínico!
MARIDO- ¿Qué le parece?
SEÑORA- ¿Será sinvergüenza?
AMIGO- Hombre, ese tío es un canalla capaz de tó.
(Prólogo)
Muchas gracias a usted por leernos y por su comentario. Un placer.
ResponderEliminarTengo este libro guardado junto a otros muchos que me mandaron leer cuando iba al instituto y lo cierto, es que no recordaba nada de él y creo que en su momento, tampoco me entusiasmó, pero leyendo esta reseña creo que debería volver a leerlo ahora que tengo más edad y, probablemente lo lea de otra forma.
ResponderEliminarGracias por vuestras reseñas.
Saludos ^^
Hola, Chari. Has tenido una gran idea. La lectura de la obra ahora seguro que es mucho más enriquecedora que entonces. Vas a pasar un buen rato y te va a encantar. Cuando lo hagas coméntanos si te ha parecido igual de buena que a nosotros. Un saludo y muchas gracias por seguirnos.
ResponderEliminarCoincido en la estima por este autor y esta obra. Una obra, además de muy humorística, con un cierto aire de ensoñación...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Diego. Muchas gracias por el comentario y disculpa la demora en la respuesta. Un cordial saludo!
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