domingo, 29 de enero de 2012

Midnight in Paris, de Woody Allen




 FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL Midnight in Paris
AÑO  2011
DURACIÓN  96 min.
PAÍS EEUU
GÉNERO Comedia.
DIRECTOR Woody Allen
GUIÓN Woody Allen
MÚSICA Varios 
FOTOGRAFÍA Darius Khondji
REPARTO Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Corey Stoll, Kurt Fuller, Mimi Kennedy, Michael Sheen, Kathy Bates, Léa Seydoux, Alison Pill, Tom Hiddleston, Adrien Brody, Vincent Menjou Cortes, Carla Bruni, Olivier Rabourdin, François Rostain, Yves Heck, Adrien de Van, Nina Arianda, Marcial Di Fonzo Bo.
PRODUCTORA Coproducción EEUU-España; Gravier Productions / Mediapro / Televisió de Catalunya (TV3) Versátil Cinema
PREMIOS
2011: Oscars: 4 nominaciones: Mejor película, director, guión original y dirección artística
2011: Globos de Oro: Mejor guión. 4 nominaciones
2011: Critics Choice Awards: Mejor guión original. 3 nominaciones
2011: Premios BAFTA: Nominada a mejor guión original
2011: Satellite Awards: 2 nominaciones: mejor director y actriz sec. (McAdams)
2011: Independent Spirit Awards: Nominada a mejor fotografía y actor sec. (Corey Stoll)
2011: Premios Goya: Nominada a Mejor guión original
2011: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes (fuera de competición)


 "-Usted habita dos mundos. Por ahora no veo nada extraño.
     -Oigan, ustedes son surrealistas, pero yo soy un tío normal."

Tras ver la última película del afamado director hemos decidido escribir nuestra opinión al respecto. Años después de seguir tanto la labor literaria como cinematográfica del cineasta podemos observar cómo es capaz, aunque algunos no lo crean, de dar otra vuelta de tuerca, y si bien no cambiar exactamente de registro sí volver a viejas tentaciones literarias que podemos encontrar en sus relatos. 

El argumento se centra en el personaje de un guionista norteamericano que viaja a París con su novia y familia política. Su deseo de quedarse en la ciudad, como gran nostálgico que es de una época pasada, contrasta con el ideal de futuro de su pareja, quien, junto a sus padres, encarnan la superficialidad burguesa. Él en cambio se plantea dejarlo todo por vivir el sueño de París y terminar de dar forma a su primera novela. Una noche toma más alcohol de la cuenta y se ve conducido décadas atrás, a un mundo fascinante en el que le será dado conocer a personajes que siempre admiró, como Hemingway, Dalí o Picasso. A partir de ese momento llevará una doble vida, la primera diurna con su familia política, y la segunda de fiesta en fiesta ("París era una fiesta").

La trama muestra una evolución desde la frustración vital que no le proporciona todas las satisfacciones que debería (de ahí su mirada nostálgica hacia otro modo de vida, el de sus admirados escritores y artistas en la época a la que él siempre quiso pertenecer) hasta la satisfacción en el plano emocional y de autorrealización en sus anacrónicas correrías. Y ésta a su vez alterna con su vida diurna, que nos sirve para contrastar el rico mundo de sus ilusiones al lado de su familia política, materialista y superficial hasta la exasperación. De hecho uno de los personajes, un pedante académico que da conferencias en la Sorbona, nos hace tomar conciencia del apego a las veleidades de la vida que tiene su novia, y también como progresivamente a nivel diurno el protagonista irá anestesiándose cada vez más hasta lograr desapegarse notablemente de todo lo que le rodeaba antes. A su vez este mismo personaje pedante sirve de contrapunto a uno de los temas secundarios de la película: la desmitificación del arte, la literatura y las leyendas que las engendraron.


En este caso el tema escogido por Allen no nos es ajeno a quienes seguimos su trayectoria. La negación de la realidad, la ilusión y la huida hacia un mundo nostálgico como salvación de un presente frustrante es el principal hilo conductor que nos propone el autor. Esto se aprecia en detalles como el hecho de que el libro que escribe el guionista de nuestra historia se enmarca en una tienda de nostalgia, en su apasionamiento por cada rincón de París o su hastío en un trabajo casi en serie de la industria hollywoodiense. Dejaremos al amable lector de estas humildes palabras el descubrir la conclusión del asunto, pero avanzaremos que el personaje evoluciona a lo largo de la cinta. Otro de los temas patentes es uno de los grandes clásicos de la filmografía de Allen, recurrente prácticamente en la totalidad de su obra (con escasas excepciones): la muerte, acompañada del amor. En este caso un encuentro con la paroxística personalidad de Hemingway le convence de que la muerte sólo se ve superada ante un amor sincero y apasionado. Este diálogo tendrá sus consecuencias en la figura de una joven francesa de Burdeos quien tras haber mantenido un affaire con Modigliani y Picasso posa sus encantadores ojos en nuestro personaje, quien se sentirá subyugado por primera vez. No olvidemos que la que en España se dio en denominar “La última noche de Boris Gruschenko” en realidad se titulaba “Love and death”. Por último la desmitificación de algunos tópicos proporcionará al espectador más de una risa, pues el humor de Allen hace aquí gala de una chispa que llega a ser desternillante en alguna ocasión. En especial un encuentro con Buñuel en el que el protagonista le proporciona un nuevo tema para una película (que más tarde Buñuel rodará bajo el título de “El ángel exterminador”) hará que nos riamos de buena gana ante la reacción del surrealista, quien responde reiteradamente ante la historia un “No lo entiendo”. La reunión con el grupo surrealista y un sorprendente Dalí un tanto obcecado con un rinoceronte provocarán idénticos momentos de diversión.


La interpretación de algunos actores resalta con brillo propio, como la de Owen Wilson en su papel de alter ego de Woody Allen, sobre todo si tenemos en cuenta los incesantes tartamudeos y gestos a los que estamos acostumbrados. Adrian Brody en su papel de Dalí creo que a todos nos resultará curioso. A nivel de curiosidad diremos que tras un almuerzo entre Sarkozy y Allen el resultado fue la aparición de Carla Bruni en el papel de guía turística francesa.

Lo peor de la película: dentro de lo fantástico de la historia hay un hecho casi anecdótico que está cogido por los pelos, el encuentro demasiado casual y forzado de un libro (entre cientos de miles) que le proporcionará al personaje una valiosa información. Añadamos como un lastre el publirreportaje de París, si bien en esta ocasión no queda tan descaradamente artificial como en “Vicky, Cristina, Barcelona” ya que el contexto de una París casi onírica se presta para ello. Aún así, ya les decimos… abusivo. 

Woody Allen
Lo mejor de la película: la dirección de Woody Allen, probablemente uno de los pocos directores vivos en Estados Unidos que le pongan ante la cámara un diálogo de más de un minuto y en vez de suicidarse te seduzca, nos introduce de un modo veraz y cautivador en esta fantástica historia de un viaje en el tiempo. La capacidad para empatizar con el personaje y mostrar al mismo tiempo con la cámara justo las situaciones que pretende transmitir al espectador sigue siendo portentosa. A nivel de guión merecen mención aparte, como de costumbre, los diálogos: brillantes, hilarantes cuando no absurdos, y en más de una ocasión cargados de contenidos en su misión de desmitificar y hacer reír. Por lo demás entrelazada con gracia, de principio a fin, en su desarrollo y conclusión. Redonda.

Conclusión: Para los reticentes que piensen que es una película más de Woody Allen en nuestra modesta opinión diremos que no sólo es eso, sino una película más de Woody Allen, pero de las mejores. No se la pierdan. 

Web oficial de Midnight in Paris

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