lunes, 16 de enero de 2012

La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera




La insoportable levedad del ser es un libro con toques filosóficos, psicológicos e históricos pero, sobre todo, es una obra íntima que habla de actitudes y principios, de anhelos personales y sociales, y de cómo éstos transcurren en el tiempo a través de la vida de sus personajes y sus complicadas relaciones sentimentales en un marco adverso.

Milan Kundera
El eje, profundo y central, de esta novela es la idea de que la existencia es un afluente de contrastes donde la levedad y el peso se contraponen. Parménides, ante la discusión sobre cuál de los polos es el positivo -la levedad o el peso- respondió que la levedad. Nietzsche –al respecto- creía que la carga más pesada para el hombre, en este sentido, era el eterno retorno; es decir, si lo que verdaderamente existe es aquello que se repite infinitas veces y por eso cobra razón de ser, tener el peso de esa responsabilidad es lo realmente insoportable. Kundera, atendiendo a esta reflexión universal, nos invita a pensar sobre la gran incógnita que se deriva a través de una gran historia de amor y de celos durante la Primavera de Praga de 1968.  

Tomás es un reconocido cirujano con aspiraciones profesionales que, harto de soportar el peso de una vida en familia, se desprende de todo lo que le rodea y decide vivir según sus propias normas. Su concepción de la felicidad reside en degustar cuantos momentos pueda con diferentes mujeres, reconociendo ver en ellas siempre algo distinto, peculiaridades atrayentes y sugestivas, que le impulsan a seguir ese modo de vida sin contemplaciones; y en este mundo de sexo y libertad se encuentra Sabina, que no es sino una chica que, como él, vive en la levedad del ser rehuyendo de compromisos y de cargas. 

Todo comienza cuando, en un momento dado, una nueva joven, Teresa, que es camarera en el bar de un balneario entra -por casualidad y por la fuerza del destino- en la vida de Tomás y  está dispuesta a no marcharse porque siente el peso reconfortante del amor en las manos del médico. Tomás, preso de un terco amor hacia ella, intenta ocultar sus devaneos irreprimibles, pero es consciente de que a Teresa no le son ajenas sus frecuentes salidas; mientras, ella, dispuesta a todo, se enfrenta a sus celos en una lucha donde cede a la irremediable sumisión, buscando el equilibrio entre la levedad de Tomás y su propio peso en Kerenin, un perrito que llenará el vacío entre ellos.

Por otro lado, Franz, un académico que siempre ha soportado el peso de la responsabilidad, se ve encandilado por el calor de Sabina y decide sentir la levedad en sus brazos. Para él también comenzarán las dudas, y las contradicciones harán mella en su vida.

La pasión, las inseguridades, la lealtad individual y el fruto de las actuaciones de los personajes conforman sus destinos circunscritos en un entorno hostil de guerra, tanto personal como social.

Plano de la película de Philip Kaufman
LO MEJOR

Efectivamente, la sinfonía de ámbitos inherentes a la condición humana  que se dan cita en esta gran novela es muy destacable y del todo admirable. Pero no sólo eso; la conjunción psicológica de los personajes y las circunstancias propias de cada uno con el entramado social está resuelta de tal modo que, sea cual sea la actitud personal del lector ante la vida, comparta la simpatía por cada uno de ellos, entendiéndolos y comprendiendo el por qué de sus comportamientos y sus relaciones.

LO PEOR

Quizá, ante la necesidad del autor de que su historia fuese entendida o por simple capricho, se encuentra al inicio del sexto capítulo (La gran marcha) una extensa divagación sobre distintos asuntos que, aunque algo relacionados con el contenido precedente, podrían obviarse perfectamente porque frenan la linealidad natural de la narración, distraen la lectura  y rompen la estructura formal de un modo inesperado.


ADAPTACIONES AL CINE

-          La insoportable levedad del ser (1987), dirigida por Philip Kaufman.

CONCLUSIÓN

Amena, conmovedora y reflexiva, La insoportable levedad del ser destaca, sobre todo, por el trasfondo existencial endulzado en las líneas de Kundera con la cercana vida de unos personajes creíbles y cercanos que se desnudan frente a nosotros mostrándose tal y como son. Y éste es el mayor valor de la obra: un tema atractivo en torno a las relaciones de pareja, lleno de morbo y erotismo pero también de sentimientos muy hondos, flotando en la superficie de un océano humano y universal.

5 comentarios:

  1. Me gustó mucho este libro. Sobre todo por la sutil forma que tiene Kundera de llevarnos a su terreno para que terminemos dándole la razón incluso en cuestiones sociales de trasfondo político.
    Un gran libro sin duda.
    Me quedo por aquí, nos leemos.
    Un saludo

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    1. Muchas gracias por el comentario, mientrasleo, y por seguirnos. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Kundera nos atrapa y nos conmueve en su visión y eso es un valor de su obra. Efectivamente, es una joyita literaria que vale la pena leer y por la que dejarse embaucar. Gracias de nuevo y un saludo.

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  2. Aún lo me tengo pendiente. Mi lista aumenta irremdiablemente. Esta clase de lecturas reflexivas me encantan. Me llegan dentro.

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  3. No creo que la linealidad de la novela sea la intención de Kundera (La Inmortalidad):

    "-…lamento que casi todas las novelas que alguna vez se han escrito sean demasiado obedientes a la regla de la unidad de la acción. Quiero decir con eso que su base es una única cadena de actos y acontecimientos unidos por una relación causal. Estas novelas se parecen a una calle estrecha por la que alguien hace correr a latigazos a los personajes. La tensión dramática es la verdadera maldición de la novela, porque lo convierte todo, incluidas las páginas más hermosas, incluidas las escenas y las observaciones más sorprendentes, en menos escalones que conducen al desenlace final, en el que está concentrado el sentido de todo lo que antecedía. La novela se consume en el fuego de su propia tensión como un fardo de paja.
    -Al oírte -dijo con cautela el profesor Avenaruis-, me temo que tu novela sea aburrida.
    -¿Acaso todo lo que no sea una loca carrera en pos de un desenlace final es aburrido? Cuando masticas este magnífico muslo, ¿te aburres? ¿Tienes prisa por llegar al final? Al contrario, quieres que el pato penetre dentro de ti lo más lentamente posible y que su sabor no se acabe nunca. Una novela no debe parecerse a una carrera de bicicletas, sino a un banquete con muchos platos."

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    1. Gracias por el comentario, "debate en progreso". En realidad yo tampoco creo que la intención o una de las intenciones del autor al crear la obra sea la linealidad porque, de ser así, hubiera obviado la divagación del sexto capítulo. A lo que me refería cuando decía que se pierde linealidad en este sentido es que, en el plano estructural, fragmenta o hace un paréntesis en el contenido -supongo que para justificarlo o que sea bien entendido-. Sólo eso. Y que, en mi opinión, hubiera sido más idóneo introducir ese discurso en el prólogo o en un epílogo anexo a la obra para no distraer la atención de la ficción. Repito; es una opinión personal.
      Por otro lado, comparto lo que recoges en el símil y, es más, en este caso creo que se degusta y se disfruta cada párrafo de la novela pese a lo que te decía en las líneas anteriores.
      De nuevo, gracias por el comentario y por reflejar tu criterio y esperamos volver a leerte en breve.
      Un saludo.

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