viernes, 4 de noviembre de 2011

LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO, de Steven Spielberg.





Tras ver ésta película de Spielberg uno sale con el ánimo de que todas aquellas adaptaciones de un cómic realizadas últimamente quedan relegadas a un segundo plano. 

El argumento se basa en tres de los cómics del famoso creador del personaje, Hergé. El descubrimiento de un mensaje secreto oculto en la maqueta de un antiguo barco de guerra, el Unicornio, llevará a nuestro personaje a indagar la causa de este misterio. En su camino será acompañado por su inseparable fox terrier, Milú, y descubrirá a un curioso marinero que parece formar parte intrínseca de la trama, el Capitán Haddock. Juntos vivirán peripecias que les llevarán desde las procelosas aguas del mar a bordo de un barco, pasando por un inolvidable viaje en avioneta, hasta un país del Magreb en un sinfín de acciones y persecuciones trepidantes.

Muchas, muchas son las cosas para comentar de esta película, desde un guión soberbiamente elaborando en el que la unión de tres de los cómics ni tan siquiera se intuye, ni por las costuras.  De agradecer es la dosificación de las notas de humor a lo largo de la trama. La magistral adaptación de los diálogos originales a un diseño de personajes espectacular, en el que más de un rostro nos recordará no sólo a los personajes del cómic, y en el que el valor icónico del original no pierde ni un ápice gracias a la gran labor realizada digitalmente, que combina una imagen 100% realista con personajes propios de la historieta sin que chirríen lo más mínimo. Pero sobre todo esto, y con diferencia, destaca un valor que al inicio sorprende, para no dejarte apartar los ojos de la pantalla poco después, y deslumbrarte como pocas cintas pueden conseguir al final. Ese valor no es otro que la dirección de Steven Spielberg. Puestas en escena que varían en imaginación y recursos para presentarnos lo que va a ocurrir (maravilloso el comienzo en el que el cineasta presenta lo que él mismo ha hecho con el personaje, al mostrar un retrato de un pintor en una plaza, extraído del cómic, y a continuación la cara de Tintín digitalmente), transiciones de una gran imaginación en las que a menudo combina travellings con reflejos y objetos de otro momento que nos transporta en un alarde de creatividad a la siguiente secuencia, y además conjugadas a menudo con metáforas visuales que harán las delicias de cualquier aficionado al cine. Las secuencias de acción desbordan recursos que nos retrotraen a otras películas del cineasta, como Indiana Jones. Pero ésto no sólo no lastra la cinta, ni nos da una sensación de manierismo manido, sino que pasa a través de la retina como una especie de recurso de maestro consagrado que además te hace disfrutar con lo mismo que ya te pareció genial una vez. Un prodigio de ritmo narrativo en cada una de las secuencias, medido minuciosamente, al milímitro, que te hace contener la respiración, como por ejemplo en la escena de la batalla naval, donde casi uno parace intuir un prurito de "mirad y aprended" destinado a otras recientes cintas de piratería (que por cierto, sin ser nada desestimables en su dirección, no consiguen llegar a la suela de los zapatos a lo que aquí se ve). Ni que decir tiene que Spielberg ha aprovechado en todo lo que podía dar de sí el rodaje y postproducción en 3D, creando movimientos de cámara que hubieran sido imposibles en imagen real.

Lo peor de la película: Se echa de menos que las escenas de distensión se alarguen un poco más, para contrarrestar eficazmente la acción, que puede llegar a ser arrolladora. Ésto puede provocar que la atención se distraiga en alguna escena, como la de unas grúas portuarias que en mi opinión sobra y llega a ser bastante confusa. Hemos de añadir el hecho, que no lastra la cinta, de que el verdadero protagonista no parece Tintín y está en realidad poco desarrollado, a diferencia del Capitán Haddock.

Lo mejor de la película: Sin dudas la genialidad creativa y desbordante de Steven Spielberg, que supura talento por cada uno de sus planos. En cuanto a personajes resalta con brillo propio, y llega incluso a eclipsar a todo lo demás, el Capitán Haddock, quien no sólo se reviste de los mejores diálogos, sino que probablemente protagonice las mejores secuencias de la cinta, una cinta hecha con mucho, mucho mimo.

Conclusión: llegará casi al final de la película dándose cuenta de que el bote de palomitas que tiene al lado está intacto y de que no ha despegado la vista de la pantalla en ningún momento. Mucho oficio, talento, y una inspiración como nunca creí que volvería a ver en un Spielberg que consideraba casi agotado en acción tras la última secuela de Indiana Jones, es lo que me he encontrado, con sorpresa primero y entusiasmo al acabar. El único "pero", quizá, sea la excesiva acción.