Keith Haring |
Los artistas postmodernos se afanan en desmitificar la imagen, en desproveerla de su sentido icónico, representativo y conceptual. Algunos como Sherrie Levine, Jeff Koons, Julian Schnabel, David Salle, Mike Bidlo, Louise Lawler y Jeff Wall buscan despojar a la imagen de su sentido convencional, dándole nuevos significados basados en la descontextualización, en la anarquía estética. Otros se comprometerán más con la sociedad de finales del siglo XX, incorporando a sus obras referencias relativas a los nuevos conceptos de reivindicación social: la sexualidad, el feminismo, la diversidad étnica, el medio ambiente, etc. Jean-Michel Basquiat reflejó la denuncia contra el racismo, mezclando el arte tradicional con el graffiti, con influencia del arte africano. Keith Haring trató el tema de la homosexualidad, con obras fuertemente influidas por el cómic. David Wojnarowicz expresó en sus obras una temática centrada en el sexo, la enfermedad y la muerte, con referencias al sida, la nueva enfermedad de finales del siglo XX. Asimismo, artistas como Mary Kelly, Barbara Kruger, Jenny Holzer y Cindy Sherman plasmaron el papel de la mujer en la sociedad de su tiempo.
LENGUAJE ICONOGRÁFICO
Safe Sex, de Keith Haring |
El estilo lineal de Haring es aún hoy aplicable, incluso cada día se adapta más cada vez al estilo de la comunicación actual, ya que trata de expresar el grito mercantilista en el centro de las grandes ciudades en posters, en escaparates, en camisetas, etc. Haring procedía de un ámbito ilegal de creadores de imágenes que aparecieron inicialmente en el centro de las ciudades, al margen del arte y de los intereses comerciales, utilizando el espacio público para plasmar con su simbología aspectos clave de la vida cotidiana. Haring creó un lenguaje claro y comprensible formado por iconos que representaban las tendencias de la sociedad de una forma cognitivamente genial. Algunos lo ven como el iniciador del “Arte Graffiti”. Dibujaba monitores y billetes de dólar irradiantes en un verde veneno, o corazones penetrados y punzantes tenazas negras para simbolizar el horror del sida. En su universo creativo se mezclaba todo y sus iconos se convirtieron en un expresivo lenguaje intelectual.
Pins Pop Shop, de Keith Haring |
Los dibujos “Pop Shop” ocupan un gran espacio en la obra gráfica de Haring. Eran los motivos que Haring creó para los productos que vendía en las tiendas de Nueva York y de Tokio. “Pop” significaba para Haring el enfrentamiento directo y sin prejuicios de los símbolos, los colores y los ídolos forjados en el día a día mediante la publicidad, los medios de masas y la vida cotidiana de la calle. De los ingresos procedentes de licencias que generaban la venta de sus pins, sus camisetas, sus posters etc. todavía se destina hoy en día un determinado porcentaje a la investigación del sida.
EL UNIVERSO CREATIVO DE HARING
Dibujo a tiza en el metro de Nueva York |
Se trata de un universo en el que la línea es la protagonista absoluta en la creación de dibujos continuos. Desde las pintadas que dibujó con tiza en los paneles del metro y con las que cautivó el interés de los neoyorkinos, hasta sus murales y las obras impresas, muestran su dominio del trazo y la proporción.
A este estilo lineal se suma la elección de fondos monocromos y de contornos gruesos que contribuyen al objetivo del artista: permitir una lectura fácil y rápida de sus mensajes. Sus creaciones se han convertido en símbolos fácilmente reconocibles y que hoy en día conservan intacto su poder comunicativo.
Haring se inspiraba en el mundo que le rodeaba y en sus propias vivencias, la influencia de los comics, los medios de comunicación y la tecnología están presentes a lo largo de toda su obra; unos intereses a los que sumaba su sensibilidad hacia problemas sociales como el apartheid, la lucha contra el sida o la guerra. La profundidad y complejidad de sus temas contrasta con la apariencia sencilla e infantil.
AUTORRETRATO DE KEITH HARING
DESCRIPCIÓN DE LA OBRA
- Es un dibujo.
- Imagen cuadrada irregular.
- Trazos muy simples.
- Borde formado por una línea roja dejando un pequeño espacio blanco de separación con el contenido, también enmarcado con una línea negra que se hace visible en el lado derecho de la obra.
- No hay texturas y el color es plano.
- Excepto la línea roja del borde, el resto de la composición es en blanco y negro.
- Fondo negro.
- Las figuras están formadas por líneas de contorno en color negro.
- El color de relleno es blanco, excepto el del pelo, que es negro.
- Entre las formas hay un pequeño borde blanco para separarlas.
- Vemos la cabeza de un hombre joven en el cuerpo de un león.
- El límite superior de la obra corta la cabeza a la altura del pelo.
- El límite derecho de la obra corta el cuerpo de león tras las patas delanteras.
- La cabeza se encuentra entre la izquierda y el centro de la vertical.
- La cabeza ocupa una gran parte de la composición y aparece desproporcionada, junto con el cuello, con respecto al cuerpo de león.
- La cabeza está en posición frontal con respecto al receptor de la obra.
- El cuerpo de león está en posición lateral izquierda con respecto al receptor de la obra.
- La cabeza es un poco alargada.
- La frente es amplia.
- No hay arrugas ni facciones en la cara.
- Su pelo es negro, corto y un poco rizado; le caen unos pequeños rizos por la frente.
- Se ven las dos orejas, que están en una posición algo superior a la normal.
- Se ven las dos cejas, ni gruesas ni finas, que forman un óvalo. Son asimétricas.
- Se ven los dos ojos, con trazos muy sencillos; una línea convexa abierta y una línea cóncava abierta y, entre ambas, un círculo cerrado con un punto en medio.
- Unas gafas redondas envuelven los ojos. El marco del cristal de nuestra izquierda es más grande que el derecho, quedando éste último por debajo de la altura del ojo que vemos a nuestra derecha. Sólo hay una patilla (la que está a nuestra derecha, que acaba entre el pelo y el límite superior de la oreja).
- Las orejas y los cristales de las gafas aparecen en la misma línea visual de la composición.
- La nariz es grande, compuesta con trazos sencillo y centrada en la caras. El ala que nosotros vemos a la derecha queda abierta.
- Entre la nariz y la boca hay una línea en forma de “u”.
- La boca también es grande y también está centrada en la vertical de la cara. Está compuesta por tres líneas (la superior es un poco más larga que el resto, la inferior no cierra con la superior ni tampoco con la central, que es recta y también queda abierta). Estas tres líneas, que forman los labios, se encuentras equidistantes, por lo que vemos que tanto el superior como el inferior tienen el mismo grosor, que es normal.
- Un arco convexo debajo de la boca forma la barbilla. El espacio entre la barbilla y el límite inferior de la cabeza es bastante amplio.
- La ausencia de color en el iris nos indica que tiene los ojos claros.
- La mirada parece triste o cansada y parece que esté prestando atención a algo que observa..
- No existen expresiones faciales que nos indiquen un estado de ánimo concreto (no hay sonrisas, guiños, muecas), salvo la seriedad o el formalismo en un tono hierático.
- El cuerpo de león se apoya sobre el límite inferior de la imagen.
- Sólo vemos dos patas. Éstas están flexionadas hacia delante.
- Las garras acaban debajo de la cabeza. Hay un espacio vacío entre la cabeza y las garras.
- El cuerpo de león no tiene pelo.
- No destaca una musculatura y las patas y el lomo son delgados.
- La patas asemejan brazos humanos en cuanto a su forma, pero las zarpas son de león.
- Unas líneas en los bíceps muestran la contención de los músculos flexionados.
- Las zarpas están relajadas y apoyadas en la horizontal de la base de la obra.
- De cada zarpa vemos sólo dos dedos, y en cada uno hay una garra afilada.
INTERPRETACIÓN PERSONAL DE LA OBRA
A primera vista el contenido de la imagen nos recuerda a una esfinge del Antiguo Egipto. La cabeza humana unida al cuerpo de león y la expresión quasi solemne del rostro nos dan la clave para la asociación.
En ese rostro vemos reconocido al autor. Las gafas redondas, el pelo corto y rizado, la cara alargada, las cejas arqueadas, etc. son rasgos físicos característicos de Keith Haring.
Por lo tanto, el propio autor se nos presenta adquiriendo la forma de esfinge.
Sin embargo, muy al contrario de las esfinges conocidas en la Antigüedad, ésta tiene la cabeza ladeada, mirando al espectador. Parece como si algo exterior al intramundo de la imagen le hubiese activado. Así, se crea un vínculo espacio-temporal entre la realidad del dibujo (que plasma una idea del autor) y las múltiples realidades de cada uno de los receptores que contemplan la obra (y miran a los ojos a Haring “que ha girado su cabeza para observarles”) en tiempos y espacios distintos.
Como todos sabemos, la esfinge supuso un símbolo de fuerza y poder de las élites en la Antigüedad, representadas con el cuerpo de león que sostiene una cabeza humana. Sin embargo, en el dibujo de nuestro autor, el cuerpo y las patas del león son delgados y no se muestra musculatura; es más, las patas, hasta llegar a las zarpas, parecen brazos humanos por la forma del bíceps y el codo. De este modo, podemos llegar a entender que Haring se ve a sí mismo (y quiere mostrarse ante los demás) como alguien que tiene un reconocimiento, que se encuentra en la élite del arte del momento, pero que no se siente fuerte ni poderoso, sino más bien humano (comprometido con causas sociales) y débil (como el resto de los mortales).
La expresión, triste y cansada, muestra el malestar que sufre Haring al observar lo que pasa en su entorno, lo que hay en la sociedad detrás de su mundo de pintura. La solemnidad del rostro puede darnos a entender la firmeza de sus creencias y de sus críticas.
Quizá ahora podamos entender el gesto en el que gira la cabeza al espectador. Haring es consciente de que ese reconocimiento de su obra le ha brindado recursos, le ha proporcionado “poder” y le ha hecho “inmortal” (y así lo simboliza con la figura de la esfinge), pero esa distinción la ha dirigido a contribuir en mejoras sociales (cabe recordar el propósito de la fundación Haring). El autor convive en una sociedad (la postmoderna) donde hay racismo, contaminación, enfermedades mortales (él murió de sida a los 31 años), manipulación de los medios, etc. y con el rostro ladeado mirando al espectador, al mundo externo fuera de la intra-obra, se acerca a estos problemas y a estos males de todos, de los que se proclama activista (él mismo y a través de los contenidos de su obra).
Los trazos simples, la linealidad, la ausencia de texturas y la composición casi infantil de ésta y del resto de las obras de Haring pueden interpretarse como una necesidad de acción rápida, un afán por la producción donde lo que importa es el concepto, porque la vida se nos escapa, y un grito a los orígenes, a los instintos primarios, a lo vital, que quedan disfrazados en esta sociedad postmoderna.
Detrás de él hay un fondo negro, oscuro, de desastre y de muerte, lo que contrasta con el blanco de la figura, que transmite esperanza, paz y vida, que es lo que Haring desea para él y para la sociedad en la que se encuentra. El marco rojo que recorre los límites de la obra se relaciona con el corazón, la sangre y la vida; es agresivo, excitante, implica acción y movimiento y puede indicar peligro. En efecto, los colores y su simbología en la obra nos ayudan a entender lo que Haring quería plasmar.
Con todo, en la obra se dan a la vez una afirmación individual y una intervención social.
BIBLIOGRAFÍA
- RODRÍGUEZ Llera, Ramón. El arte en el siglo XX. Barcelona, CVG, 2009.
- VV. AA. Cultura postmoderna, introducción a las teorías de la Edad Contemporánea. Torrejón de Ardoz, Akal, 1996.
- VV. AA. Keith Haring, obra completa sobre papel. Catálogo. Valencia, Fundación Bancaja, 2006.
- KOLOSSA, Alexandra. Haring. Taschen Benedikt, 2009.
- VV. AA. Keith Haring. Munich, Prestel Verlag, 1992.
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