miércoles, 5 de septiembre de 2012

El lector de cadáveres, de Antonio Garrido


El argumento nos remite a la China Imperial del siglo XIII, periodo de la dinastía Tsong. El joven Cí no puede concluir sus estudios universitarios porque su padre abandona repentinamente el funcionariado y deben volver a las labores agrícolas del campo. A partir de entonces la familia del protagonista se verá involucrada en un turbio crimen que dará comienzo a las peripecias del joven para poder sobrevivir a partir de sus dotes naturales para la investigación criminal.

Más que entretenida novela de Antonio Garrido, quien le toma el pulso perfectamente a este thriller histórico basado en la figura Cí Sòng, personaje real que, en calidad de juez, llegó a la resolución de múltiples crímenes.

La prosa es correcta en todo momento, aunque los sibaritas de la palabra no encontrarán aquí un gran alarde literario. Es un lenguaje funcional y que se adapta bien al estilo comercial: lo entiende todo el mundo.

La trama hilvana con intensidad capítulo tras capítulo en el más puro estilo best-seller, es decir, dejando irresolutos varios enigmas para incentivar la avidez del lector. Lo consigue tan bien que el libro a partir del tercer o cuarto capítulo engancha y ya no lo dejas. Sin embargo, a mi modo de ver, hay un fallo esencial en todo este entramado. A saber: la manifiesta ausencia de momentos de distensión (excepto alguna honrosa excepción de vez en cuando). Las aventuras de nuestro personaje, por tensas, violentas, a menudo morbosas, son conflicto en estado puro a lo largo de toda la extensión, lo que hace que, sin distensiones, llegados ciertos momentos de clímax la supuesta catarsis aristotélica no se produzca porque se ha anestesiado el sentido de la misma del lector. Añado a esto que hacia el último cuarto del libro, el cambio a la corte del emperador es tan radical y divergente con el resto de las tramas, que parece introducirnos en otra novela diferente, como si de una serie de capítulos sobre el personaje se tratara.

Lo peor del libro: apenas existen momentos de distensión. El período en la corte del emperador supone un cambio demasiado radical.

Lo mejor del libro: es muy entretenido y consigue su objetivo fundamental, enganchar al lector hasta su consecución. No quiero dejar de hacer mención al mérito del autor en su esfuerzo por documentarse sobre los muchos, y difíciles, aspectos de la época y lugar retratados. Encomiable.

Conclusión: a pesar de algunos defectos, una muy grata sorpresa que hará las delicias de más de un aficionado tanto a la novela histórica como al thriller. Muchos no levantarán la vista por encima de sus líneas cuando lo comiencen.

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