jueves, 4 de abril de 2013

El último Catón, de Matilde Asensi





















Siento discrepar con muchos de los lectores de esta autora, y, probablemente, con la misma autora, pero no, El último Catón no es una gran novela... ni siquiera creo que sea una buena novela.

Una monja experta paleógrafa del Vaticano se encargará de descifrar unos extraños tatuajes en el cuerpo de un hombre asesinado. Esto la llevará a una extraña aventura acompañada del capitán de la Guardia Suiza y de un arqueólogo afincado en Alejandría en la que tendrán que visitar siete ciudades y superar diversas pruebas.

Matilde Asensi.
Creo que es más fácil si empiezo por lo que hace bien Matilde Asensi. Tiene un buen sentido de la narrativa comercial, es decir, del thriller de best-seller en este caso. Raciona habilmente las diferentes dosis de documentación histórica combinándolas con las incógnitas creadas por ella para dejarnos con las ganas de seguir leyendo, y de resultas es un libro entretenido.

Pero yo he sentido más desconcierto al leerlo por el poco acierto que muestra en muchos aspectos que placer o expectación hasta el final. Las reacciones, conocimientos y sentimientos de los personajes no cuadran con el diseño de su currículo, ni con su edad ni con nada que tenga el más mínimo sentido. Sus acciones son extemporáneas, abruptas y discordes con el carácter general que debería servirnos para identificarnos con ellos, y por lo tanto las motivaciones que el lector debería seguir e incluso compartir se pierden en el vacío de lo que son en realidad: caracteres planos.

Las diferentes etapas que componen la aventura se producen sin puntos de inflexión narrativos de relevancia. Por lo tanto son reiterativas, y además la autora no se digna a buscar una justificación a hechos como "uy, han estado a punto de matarme y además me pueden matar en cualquier momento pero me apetece darme una duchita y además pelar la pava un poco". ¡Eso es estoicismo y no lo del último Catón!

El romance en la novela, y no estoy para nada en contra de romances, sobre todo en una novela comercial, es de chiste. El amor sobreviene porque Asensi debe tener un esquema con el momento exacto, pero ni se explica por la procedencia emocional de los personajes ni por el desarrollo íntimo de los mismos. Así que uno lee esta parte con un suspiro de resignación y un "pues vale" en los labios.

Dante Alighieri.
La documentación histórica es extensa, pero no intensa. ¿A santo de qué investigar tanto si luego en más de una ocasión haces lo que quieres y ni siquiera lo disfrazas mucho para que no se note? Es loable la conjunción de los datos históricos con la trama ideada por la autora, y da muestra de una gran imaginación, pero adolece de poco cuidado y rigor a la hora de tratar esta documentación.

Por último la prosa de Matilde Asensi no es incorrecta. Y con eso lo digo todo. Justita, justita... por los pelos, vamos.

LO PEOR DEL LIBRO.

Tiene graves defectos entre el diseño de los personajes y las acciones que emprenden, en muchos casos sin causa aparente conocida. Además la estructura de la novela es reiterativa en exceso. Cuando la autora necesita momentos de distensión narrativa los intercala donde le pille, así sea en plena persecución.

LO MEJOR DEL LIBRO.

Sabe establecer muy bien el paradigma de thriller, salvaguardando la intriga de capítulo en capítulo.

CONCLUSIÓN.

Es una novela para pasar un rato ameno, si uno no es muy quisquilloso y es amante del género.

miércoles, 3 de abril de 2013

La Biblia de barro, de Julia Navarro

























Un fabuloso hallazgo en Irak, a manos de un arqueólogo que trabaja en pleno régimen de Sadam, da a conocer supuestamente la primera Biblia del mundo revelada a Abraham, escrita en unas tablillas de barro. Así mismo un misterioso y anciano traficante de arte, que en su jueventud perteneció al régimen nazi, despertará las ansias de venganza de varios individuos.

Una trama ideada con imaginación y gancho estructurada a modo de thriller para deleite de masas que en realidad no termina de cuajar. Esto se debe a que todo lo que Julia Navarro despliega en creatividad le falta en talento como escritora.

Julia Navarro.
Las abundantes redundancias en expresiones, elipsis temporales que no se corresponden con los tempos de la narración y le hacen a uno sospechar si la autora releía lo escrito antes de continuar o si realmente se enteraba de lo que escribía, así como un esfuerzo en el diseño de personajes que no se traduce en una mayor profundidad sino en confusión entre las motivaciones de cada uno y lo que lee, todo ello avoca al lector finalmente al tedio o incluso al enfado por el poco saber hacer de la autora.

LO PEOR DE LIBRO.

Que la autora tiene serios problemas para mantener una narración coherente. Llanamente.

LO MEJOR DEL LIBRO.

La idea argumental. Todo un clásico desde que cae el régimen nazi pero que aquí se intenta reinventar relacionándolo con la guerra de Irak y el tráfico de arte.

CONCLUSIÓN.

Una muy buena historia que se va derrumbando al ritmo de la torpeza narrativa de Julia Navarro.

martes, 2 de abril de 2013

La mula, de Juan Eslava Galán

 



















El cabo acemilero Juan Castro Pérez se encarga del transporte por zonas inaccesibles por otros medios gracias a una recua de mulas en plena Guerra Civil española. Un día se topa por casualidad con una mula perdida, y se hace cargo de ella con la intención de no contabilizarla con las demás, y poder llevarla a su casa al finalizar la contienda.

Una novela enmarcada en la temática belicista de la Guerra Civil pero con un argumento nada habitual en este tipo de narraciones, y por eso mismo muy de agradecer. Las vicisitudes de una persona esencialmente buena que se rodea de una serie de anhelos auspiciados por las extrañas circunstancias de una guerra fratricida. Juan Castro se encariñará con la mula, a quien llamará Valentina; en un pueblo cercano al campamento conocerá a una joven de quien se enamorará e iniciará una relación que si bien físicamente es mucho más pausada de lo que él desearía sí que le colma emocionalmente. Por último muestra preocupación por su familia, que no sabe cómo se encontrará, y por un amigo íntimo con el que se peleó y que se encuentra en el otro bando.

Juan eslava galán.

Decía uno de los nacionales: "¡Rogelio!" Y contestaban los rojos por su altavoz: "¿Qué?" "¿Qué habéis comido hoy?" "¡Lentejas!" "Nosotros, guiso de papas con carne de buey." "Con carne de buey, ¿eh?", se mosqueaba el rojo. "¡Con carne de tu madre!" "¡De la tuya!" "Si no fuerais tan cabrones, no daríais tanto por culo, ¡hijos de Franco!" "¡Y si vosotros no fuerais hijos de la Pasionaria, a lo mejor sabíais quién es vuestro padre, que no me cago en vuestro padre porque a lo mejor soy yo!" "¡Esa boca pide polla!" "¡Tu culo es el que pide polla!" Y en ese plan.

El diseño de personajes, construído con calma, poco a poco, con el saber hacer de quien modela a partir de acciones y sentimientos comunes a todos, y localismos en el habla que, a quienes tenemos ascendiente andaluz, nos son familiares, este diseño de personajes, digo, está muy logrado. Y Eslava Galán no lo tenía fácil bajo mi punto de vista. Ha elegido a un criado convencido de su condición y que se ha pasado al bando nacional como protagonista. En torno a él se desarrollan varios perfiles típicos de diversa ideología o sin ella, pero todos con una justificación producto de la inspección minuciosa de los vericuetos de la psique humana en la que no se trata de malos y buenos. Y ese es el mayor logro de esta particular historia: la mala, la realmente mala en toda la narración, es la guerra, capaz de generar ilusiones y anhelos por una parte para por otra destruirlos y convertir a las personas y lo que son en cenizas y humo.

Franco en Burgos.
Esta novela no es especialmente entretenida bajo mi humilde punto de vista, ni tiene virtudes realmente exageradas, aún con una narración muy hábil y un saber hacer al construir la historia muy de agradecer. Pero tampoco tiene grandes defectos dignos de mención, y sí más de un pasaje para disfrutar de un sutil sarcasmo en muchas situaciones y una magistral polifonía de mano de variopintos personajes.

"-Franco es... recortaíto. Muy alto no es, y panzoncete, que cuando lo ves andar parece que las borlas del fajín le van a llegar al suelo. Los pies muy chicos, ¿sabéis?, con sus botas altas y sus espuelas y -titubea- un poco culón, creo yo."

LO PEOR DE LA NOVELA.

Quizá el tono átono de la narración y la ausencia de suficientes puntos de inflexión nos produzcan la impresión más de una descripción alargada que de una novela. Pero vamos, molesta poco y quizá simplemente sea a gusto personal.

LO MEJOR DE LA NOVELA.

Sin lugar a dudas la construcción del protagonista y sus miedos y anhelos, así como el fino sarcasmo que se desprende de muchas de las situaciones planteadas.

Acemileros en la Guerra Civil española.
 CONCLUSIÓN.

Es una más que decente propuesta y muy bien escrita. Aunque sólo sea por abordar esta temática desde un punto de vista atípico y en cierto punto socarrón y triste a un tiempo merece la pena.