martes, 26 de marzo de 2013

El castillo blanco, de Orhan Pamuk





















Un joven científico veneciano que navega hacia Nápoles es capturado por los piratas y llevado a Estambul convertido en esclavo. Una vez allí acabará en manos del Maestro, con quien iniciará una inquietante relación marcada por el hecho de ser como dos gotas de agua físicamente. Llegado el momento el Maestro aprenderá todo lo que puede del joven científico veneciano hasta llegar a una obsesión enfermiza por la ciencia y el papel de soledad intelectual al que está abocado en Estambul. A través de la búsqueda científica y literaria poco a poco las identidades se irán confundiendo, hasta que la búsqueda sea una introspección personal a través del conocimiento de los más ocultos secretos del otro y de su historia personal y familiar.

Orhan Pamuk.
Novela con un arranque magistralmente narrado, que promete un deleite tanto para los ojos a través de su espectacular prosa como para el cerebro por la subyugante temática de los Sosias en la que nos vemos sumidos. Hay quien también ha querido ver la dialéctica entre Oriente y Occidente en el libro, aunque yo no creo que sea la principal lectura del mismo. La conclusión es si cabe aún mucho mejor, emocionante y trascendente como pocas novelas pueden conseguir.

En cambio, ahora pienso que mi vida habría cambiado en realidad de no ser por aquel breve ataque de cobardía del capitán. Es algo sabido que la vida no está predeterminada y que todas las historias son una cadena de casualidades. Pero incluso los que son conscientes de esa realidad, cuando llega cierto momento de su existencia y miran atrás, llegan a la conclusión de que lo que vivieron como casualidades no fueron sino hechos inevitables. Yo también pasé por una época parecida; ahora, mientras sueño con los colores de los barcos turcos que aparecían en la niebla como fantasmas e intento escribir mi libro en una vieja mesa, creo que esa época es la mejor para empezar y acabar una historia. 

Sin embargo algo que no me esperaba al ver las críticas de esta novela es el chasco de desarrollo en el que la trama se embarra innecesariamente. El juego de roles a través del físico, la introspección a través de los pecados o la siempre insatisfecha búsqueda científica se repite en una sucesión de capítulos casi idénticos en los que se manejan estos temas de forma confusa y como "a salto de mata". Esta idea viene reforzada por la propia confesión del autor que nos dice que fue improvisando algunos de los rasgos fundamentales de los personajes y la trama. Así lo que comienza siendo una apasionante reflexión sobre uno de los grandes temas de la literatura finaliza corrompiéndose en un desarrollo caótico y monotemático sin aparente solución de continuidad. Una verdadera lástima.

Y es que no hay nada mejor que informarse y ponderar las opiniones de otros, y nada peor que otorgar el principio de autoridad magister dixit sólo por proceder de un famoso, en este caso el señor John Updike.

Estamos ante un libro magistralmente escrito en su planteamiento y conclusión, con una temática subyugante, pero que fracasa estrepitosamente en un mar de confusiones reiterativas en su desarrollo.


LO PEOR DEL LIBRO.

Sin lugar a dudas la perpetua reiteración del intercambio identitario y otros temas en el desarrollo. También me ha molestado bastante el hecho de que el autor se compare con Cervantes al principio o al final del libro (según él homenaje a Cervantes). Ojalá se hubiera parecido a Cervantes, quien tenía mucho más claro que este señor cómo plantear la temática de la identidad, del "ser" a través del ilusionarse, y del "yo" y los "otros" que tan magistralmente planteado está en el Quijote y que aquí, con todo el camino hecho, dicho sea de paso, se enloda innecesariamente. El ambiguo final, del que el autor tampoco conoce realmente qué ha pasado según cuenta, es prueba de todo esto.


Puesta de sol en Estambul.
LO MEJOR DEL LIBRO.

Una prosa realmente magnífica, que alcanza cotas de comunicación emocional y trascendencia muy altas, como pocas veces he leído. Ejemplo de ello es el párrafo que más arriba cito. Y es que como insinúa el señor Pamuk, cuando uno se hace mayor desea encontrarle un sentido a la vida, si es que lo tiene, y a lo que ha sido uno, si es que ha sido algo. Quizá para no confesarnos el hecho de que nuestro más ansiado anhelo, como ese castillo blanco de la novela, es inexpugnable, y nunca lo conseguiremos.

CONCLUSIÓN.

Un amante de la literatura no debería perdérselo, aún con sus defectos, aunque sólo fuera por la espectacular prosa y la clásica temática que forma parte de los grandes universales.

PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2006.

La concesión del nobel a Pamuk, como en otras ocasiones de la historia, no sólo tiene que ver con literatura. Hay quien ha tomado esta obra como la parábola de una Turquía en busca de su modernidad, atascada por el esencialismo cultural. Y aunque no sea por esta obra, Pamuk ha sufrido un proceso en su propia tierra por denunciar el genocidio kurdo, que le llevó al exilio en USA. En definitiva, Pamuk es un personaje mediático, que defiende la tolerancia multicultural.


jueves, 21 de marzo de 2013

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago


  
José Saramago recogiendo el Nobel (1998)
En 1995 abrió sus ojos al mundo Ensayo sobre la ceguera, del literato portugués premio Nobel de literatura en 1998, José Saramago.
Como bien indica el título, ésta no es sólo una novela, sino mucho más. Es un ensayo profundo,  moral y humano que tiene como hilo conductor una historia a ratos dramática y a ratos cómica basada en un supuesto ficticio que nos invita a pensar.

ARGUMENTO

Un día cualquiera un hombre cualquiera se queda ciego de repente cuando estaba al volante de su vehículo parado en un semáforo en rojo. Rápidamente la gente en la calle le auxilia y un anónimo se presta a llevarle a casa. Cuando su mujer regresa y descubre lo que le ha pasado le acompaña al médico quien, atónito, no encuentra daños físicos ni explicación alguna para la que parece una “ceguera blanca”.   


José Saramago
En los momentos posteriores se van sucediendo más casos como ése, siempre en personas que tuvieron algún tipo de contacto con el primer ciego, y en otras que los tuvieron de aquéllos. Entonces, alarmadas, las autoridades idean una solución para acabar con lo que tiene visos de ser una epidemia y habilitan un antiguo manicomio como sanitario para poner a los ciegos blancos en cuarentena. Aislados del exterior y acordonado el edificio por militares, pasan a estar sometidos a una serie de normas, a restricciones de alimentos y, en resumen, sobreviven como  malamente pueden.
Conforme pasan los días la situación se encrudece con la llegada de nuevos ciegos, la falta de sustento, la ausencia total de higiene y la creciente anarquía en su micro-mundo que deriva en violencia, en el sometimiento de muchos sobre pocos y en una lucha por la supervivencia inimaginable en la sociedad actual.

PERSONAJES

El análisis de personajes es muy significativo en la obra. No conocemos el nombre de ninguno de ellos, y esto es, simplemente, porque el autor nos priva de su identidad más allá de los datos que son relevantes para la historia, igual que les priva a ellos del sentido de la vista, porque cómo se llamen no tiene ninguna importancia. Puede ser cualquiera. En su lugar nos indica para ellos algún dato identificativo en forma de epíteto propio de la oralidad.

"Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos"

Así, el grupo protagonista está compuesto por el primer ciego, la mujer del primer ciego, el médico, la mujer del médico, el ladrón de coches, la chica de las gafas oscuras, el niño estrábico y el viejo de la venda negra.
Cada uno de ellos tiene su lugar en la novela, pero quizá es la mujer del médico la que realmente destaca en el relato, tanto a nivel narrativo como a nivel argumental. Y es que ella es la única que conserva la vista, la única que no ha sido contagiada y por la que conocemos la realidad de lo que pasa en el grupo. La mujer del médico, entonces, se convierte en los ojos del lector y en ella se apoya Saramago para describir e interpretar los hechos.

GÉNERO Y TEMÁTICA

Con dudas podríamos catalogar, además, esta historia extraordinaria como de ciencia ficción porque tiene muchos elementos que hacen pensar en ello. Sin saber las causas ni el porqué de los sucesos nos sumergimos en la lectura de una epidemia catastrófica que amenaza con la destrucción de la sociedad y el mundo tal y como lo conocemos para dar paso a uno primigenio, muy distinto, que pone a prueba al ser humano como especie y lo degrada en masa. La pregunta condicional “ ¿Y sí (...)?” aquí tiene una fundamentación estelar. ¿Y si todos nos quedáramos ciegos de repente? Para responder al supuesto Saramago crea esta novela-ensayo que puede aproximarse mucho a lo que quizá sucedería en tal caso. Nos ha costado miles de años llegar a ser lo que somos como individuos y como seres sociales, hemos creado un sistema, una red de bienestar incomparable a ninguna otra en nuestra trayectoria y hemos evolucionado a lo que hasta ahora es el clímax de la humanidad. ¿Esto es cierto o es sólo una ilusión?  ¿Sobreviviríamos como ciegos en un mundo de ciegos? ¿Seguiríamos siendo seres  civilizados”?

"La muerte anda por las calles, pero en los corrales la vida no se ha acabado"

 Entonces, en el supuesto, la de Saramago es una visión pesimista del hombre, al que muestra débil y vencido con sólo la privación de uno de sus cinco sentidos. De hecho, es esa debilidad vital, ese estado de sentirse perdido en el mundo, uno de los ingredientes que utiliza el autor para provocar la hilaridad en el lector, creando situaciones a la vez tan cómicas y dramáticas que   parecen razonables.
Como vemos, el proyecto de Saramago era muy ambicioso y, no sólo lo plasmó bien, convincente y empático, sino que resulta insuperable al enriquecerlo con temas tan esenciales y trascendentes que el resultado muchas veces parece carente de irrealidad. Así, las relaciones personales en este escenario adverso combinadas con los instintos más primarios como son el de supervivencia, el de la búsqueda de alimento, de cobijo, y el apetito sexual, forman un completo   compendio de aventuras y luchas inherentes a la condición humana. El alimento se verá ligado al poder y el poder a su vez a la violencia; la violencia se entremezcla en el aspecto sexual,  y éste a la muerte. Así, la muerte de unos llevará a la liberación de otros.
Todos estos temas se ven reflejados en la novela de una forma lineal y natural, al igual que otros, más secundarios, como la insignificancia que supone para dos nuevos y ciegos enamorados la diferencia de edad o la propia y ajena apariencia -es decir, el “amor ciego” tomado de forma literal-.

NARRATIVA

Como decíamos, aquí drama y comedia van de la mano y ésto es algo muy de aplaudir en el autor. Cómo consigue, en situaciones límite para los personajes, sacarnos una sonrisa es admirable. Generalmente este efecto lo consigue precisamente al describirnos él como narrador omnisciente o bien a través de la mujer del médico episodios donde la ausencia de vista les hace  actuar como si fuesen niños, débiles, insignificantes; como si con el sentido de la vista hubieran perdido también el del ridículo.  Además, al comportarse como si nadie les viera, cada uno se muestra tal como es, sin reprimirse en nada, sin justificar nada; nadie les puede acusar, nadie se reirá, nadie sabrá muchas cosas personales que en circunstancias normales no se atreverían a hacer. De este modo es esa honestidad pueril unida a la comicidad que supone algunos momentos risibles creados en la novela lo que Saramago utiliza como herramienta para  la combinación de estos géneros tan extremos.
La parábola de los ciegos, de Bruegel, citada en la novela


 Atendiendo al ritmo podemos decir que es bueno, facilitando la agilidad lectora. De hecho, el autor obvia sencillamente aquellos elementos que no son necesarios para la historia y, sin embargo, se recrea en otros muchos que sí significan algo para la comprensión total del relato y su trasfondo. De esta manera vemos cómo el principio de la historia, donde se nos presentan la mayoría de los personajes y se prepara el desarrollo, es muy rápido. ¿Por qué? Porque realmente no son necesarios nombres o apellidos, detalles anteriores a los sucesos ocurridos, o la propia causa de la cadena de cegueras.  

"La vida se entregó a nuestras manos tras habernos hecho inteligentes, y hasta aquí la hemos traído"

A la hora de contextualizar la historia nos es casi imposible ubicarla en un espacio y un tiempo determinado. No sabemos -porque los propios personajes no lo saben- de qué forma transcurre el tiempo, cuándo acaba un día y empieza otro, y tampoco cuál es el espacio que lo enmarca todo, su tamaño o su importancia; es decir, no conocemos si es una ciudad grande, pequeña o incluso un país, ni tampoco hasta dónde se extiende la epidemia. Y no lo sabemos porque no es importante, porque, como sucede con los nombres y algunos datos de los personajes, puede ser cualquiera.
Es más, toda esta carencia de información ayuda a que nos sintamos, como receptores, en cierto modo atraídos por conocer el resultado de todo, y a que se avive el suspense hasta el final, que es, por cierto, inesperado.
En cuanto al estilo, cualquiera que haya  leído algo de Saramago sabrá de lo que hablo cuando digo que cuesta trabajo seguirle. Y es que, no por ignorancia ni por chulería, se permite puntuar el texto como le viene en gana y utilizar las mayúsculas del mismo modo. Según él, escribe simplemente para sí mismo y es por eso por lo que no pone cuidado a la hora de redactar. Quizá haya algo que se me escapa o esto es un embuste, pero no creo que sea coherente presentar así un libro al mundo y que, encima, te den un Nobel. Así, todo lo bueno que tiene el ritmo narrativo se pierde en intentar pausar correctamente el texto, y esto es una pena.
Por otro lado, algo a favor que se ve claramente en el libro es el empleo de refranes y dichos populares, a veces tan sabios y acertados, que acercan y aclaran los conceptos más complicados a cualquier tipo de lector.

LO MEJOR

Sin duda, el planteamiento y el desarrollo de la historia son los puntos fuertes de la novela. La idea -original y bien llevada-, la selección de personajes y los temas -tan propios del género humano que cualquiera puede empatizar con ellos-, y la buena combinación entre drama y humor en un mundo de ficción, hacen de esta compleja narración un libro entretenido y enriquecedor que no deja indiferente a nadie.

LO PEOR

Escena de la película Blindness (A ciegas) basada en la novela
.
A parte del sistema de puntuación propio (que dificulta la lectura y ralentiza el ritmo bien logrado por otros aspectos) y de que por eso mismo muchas veces no sabes qué personaje hace, dice o piensa qué, existe algo en la novela que resulta incómodo (por lo que es y porque es exagerado) a lo largo del relato. Me refiero a la escatología. Muchas veces, sobre todo hacia la mitad del libro y durante bastantes páginas, Saramago nos describe la falta de higiene y las condiciones infrahumanas en las que viven los personajes de la cuarentena de una manera nada comedida. Eso, personalmente, creo que sobra, o por lo menos que sea tan repetido.


"Creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven"

Cartel de la película Blindness (A ciegas)

CONCLUSIÓN

Ensayo sobre la ceguera, aunque podamos tener la idea preconcebida de todo lo contrario, es un libro muy entretenido, dinámico, atractivo y profundo. Si dejamos a un lado lo descrito en el párrafo anterior y valoramos el ingenio y el propio contenido, para quienes no lo hayan leído es muy recomendable.

VERSIÓN CINEMATOGRÁFICA

-          Blindness (A ciegas), del director brasileño Fernando Meirelles. 2008.




miércoles, 20 de marzo de 2013

El símbolo perdido, de Dan Brown


Robert Langdon, especialista en simbología, es conducido por sorpresa a dar una conferencia en el Capitolio, Washington, para un amigo masón y filántropo que se ha quedado a última hora sin ponente. Cuando llega allí se da cuenta de haber caído en una trampa, en la inquietante y sádica argucia de un siniestro individuo que pretende del profesor que le revele el gran secreto masónico oculto entre las piedras de la capital americana.

Dan Brown.
Dan Brown, que encontró la mejor manera de generar dinero mediante la conjunción de ciencia y religión en Ángeles y demonios y la confirmó con creces en El código da Vinci, sigue en esta novela con la misma receta y el mismo protagonista.

Las características que han hecho famoso a este nada prolífico pero sí polémico autor son bastante evidentes. Una trama muy ágil, propia de un guión cinematográfico, la clásica intriga al final de cada capítulo (a menudo de un modo tan ramplón que extraña que funcione), una prosa absolutamente llana, comercial e incluso llevada a extremos de sencillez, la hipérbole descriptiva en cada una de sus manifestaciones que lo pone fácil a la imaginación y a la incentivación de la curiosidad por parte de lectores de toda condición...

La elaboración de teorías al margen de la oficialidad en torno a temas espirituales y científicos que tocan de cerca a millones de personas con la constante de "te voy a desvelar el mayor secreto del universo, que puede cambiar el mundo que has visto hasta ahora" es uno de los ingredientes principales, pero no exclusivo. Dan Brown inventa de hecho poco o nada, a pesar de la rarísima habilidad para combinar diferentes teorías y datos en una trama de thriller y salir airoso. Eran y son muchos los que con anterioridad han hecho exactamente lo mismo (por ejemplo Eslava Galán por poner un caso conocido). Entonces, ¿en qué se diferencia el éxito de este autor? En mi opinión en el talento para servir el plato de una manera comprensible, emocionante e inmediata como pocas veces antes se ha visto en la novela comercial. O por decirlo llanamente, el hecho de que enganche es fundamental. A uno le pueden decir que Jesucristo se acostaba con María Magdalena, y que de dicha unión surgió la descendencia llamada Sang Real (Sangre Real), es decir, el Santo Grial, que si al decírnoslo no se le pone un toque de misterio y se hace jugoso y además asequible no se logrará los millones de lectores que ha logrado este señor. Y ejemplos hay varios, porque el tema de El código da Vinci ya ha sido tratado en varias ocasiones con anterioridad.

Capitolio y Obelisco en Washington.
En cuanto al libro que nos ocupa mantiene todas estas características, y también tiene grandes defectos. Uno de ellos es precisamente esa sencillez de la narración que a mí no me confunde: eso en mi pueblo se llama incapacidad para hacer literatura (por mucho que este tipo fuera profesor de literatura, me la pone al pairo, vamos). Es decir, escribe de pena. Es por ello que recursos pobres para describir pensamientos o emociones se repiten sin descanso de un modo evidente, porque no es capaz de hacerlo de otra forma o le cuesta bastante. El clásico texto entrecomillado para denotar que es el pensamiento, es una viñeta de cómic que está presente en cada página, y queda francamente mal. Además, para darnos lecciones de semántica y etimología debería mirarse bien cada una de las frases que utiliza y no sólo las palabras sobre las que se ha documentado previamente. No, Dan, no... el obelisco que hay en Washington no es una "monolítica estructura". Monolitos son los de Egipto, este no, porque se compone de sillares pétreos en un aparejo regular, y no de una sola (monos) piedra (litos). Y como esto que acabo de describir hay algunos gazapos más, lo que le resta parte de gracia a las explicaciones de lengua y simbología porque te das cuenta que están urdidas como un collage de documentación previa que no se asume demasiado bien por parte del autor.

La Biblioteca del Congreso en Washington.
La narración de los hitos científicos o pseudocientíficos puede llegar a ser verdaderamente pesada, no porque no sea interesante, sino porque la prosa de Brown no soporta más de dos o tres páginas de descripción sin llevarse uno las manos a la cabeza. Y es que este hombre no es un literato, sino un novelista. Hay también nexos de causalidad dentro de la trama que están cogidos con pinzas, que no son nada creíbles o que directamente serían totalmente ilógicos en un mundo normal, y que nos los mete (o nos la mete) con calzador porque le viene bien para el supuesto apoteósico final. Por último tengo que decir que la poca gracia que me hacía se desvanece al descubrir hacia el tercer cuarto del libro la sorpresa final. Es predecible hasta la saciedad porque el mismo autor se encarga de dejarte las pistas a lo largo del libro como si del código secreto se tratara, a ver si el lector lo descubre... ¡y claro que se descubre! ¡Dan, por Dios, que la intención está muy bien, pero tú no eres Leonardo o los masones! ¡Que tú dejas pistas y se pilla todo enseguida!

La Casa del Templo en Washington.
La profundidad de la que hacen gala los personajes es simétrica a la profundidad de la trama y está totalmente supeditada a esta. No hay nada en la descripción psicológica de los actores del drama a efectos de identificación con ellos, y las motivaciones, que sí están, son bastante primarias. De hecho que el personaje central del libro sea un estirado profesor de Harvard y sus compañeros de aventuras grandes magnates o científicos muy por encima de la inteligencia de cualquier ser normal es un hecho raro y arriesgado. Sin embargo para mi sorpresa le sale bien y la gente lo lee sin reparar mucho en ello.

Este señor vende un secreto que cambiará el mundo, y como al llegar al final del libro es obvio que no conoce ningún secreto las explicaciones de las últimas páginas son de risa o de pena, según prefiera usted. Para eso es mejor desvelar la trama más superficial y dejar en la ignorancia o dar por perdido ese secreto para siempre. Si además intentas explicar científicamente algo infumable es muy posible que te puedas cargar la poca gracia que le haya causado a alguien el libro.

Iniciación de un masón.
LO PEOR DEL LIBRO.

La prosa, difícilmente digerible. Defectos semánticos a la hora de expresarse. Causalidades y consecuencias ilógicas dentro de las acciones de los personajes.

LO MEJOR DEL LIBRO.

La Apoteosis de Washington en la cúpula del Capitolio.
La trama es por momentos trepidante, es capaz de mantener en muchas ocasiones cotas de tensión alta gracias a su capacidad para hilvanar y exagerar acciones y dejarte con la intriga para el siguiente capítulo.

CONCLUSIÓN.

Yo también veo los defectos (no son pocos). Pero en los últimos años son muchas las voces, principalmente de escritores, que se han cebado con el modo de escribir de Dan Brown. Yo quiero decir que este hombre tiene un valor, y que no es poco como valor, de hecho en dinero contante y sonante es mucho: sus libros son ultra entretenidos. A los escritores que se quejan demasiado por su modo de escribir se les ve la pluma de la envidia a una legua, y a quien dice que no se debería hacer lo mismo (me guste a mí o no) se les debería preguntar: ¿por qué? ¿Acaso este hombre es el primero en jugar o reinventar los elementos de la historia? En la ficción se lleva haciendo siglos, es lícito y no pasa nada. Todo lo demás son las ganas que tienen algunos de ganar la pasta que ha ganado este hombre. Y no hay más.

PRÓXIMO LIBRO DE DAN BROWN.

Su próxima novela se titula Inferno y tendrá un lanzamiento editorial mundial el día 14 de mayo de 2013. Está ambientada en Florencia y parte fundamental de su trama se basa en La Divina Comedia, de Dante.